Es Él
Pensaba con la mirada puesta en la página del libro pero sin atender a éste. De vez en cuando esos pensamientos llegaban a su mente y de nuevo la historia de siempre: preguntas, culpas, rabia…
Los golpes. Agresiones físicas repetidas hasta en cinco ocasiones. Unas con consecuencias más visibles; otras, ni tras un examen físico exhaustivo habrían sido detectadas.
Los abusos de posición. Un hijo en común. Chantajes emocionales. Frases de odio.
Ni la depresión fue agravante para recibir el desprecio, el asco y la indiferencia. Una familia política que abandona y hace el vacío más absoluto. La palabra suicidio no resultó más que un mero detalle para esa gente que no escuchaba lo que no quería escuchar. Las culpas estaban ya repartidas; la disposición a escuchar cada parte, menos.
Tras lo inevitable, abogados. Lenguaje frío, distante. Palabras que sonaban a película mala de domingo por la tarde. Realidad que sonaba a extraña ensoñación. ¿De verdad se trataba de su familia, su hijo? ¿Todo de lo que se hablaba era real?
Un fiscal. Reacio a trabajar más y aceptar un acuerdo abierto, con concesiones más allá de los mínimos de la Ley. Eso suena a problemas futuros. Pues nada, el acuerdo no vale. Esto es lo que hay. Como las lentejas, ¿las quieres?
Todo suena a injusticia. Todo suena a desigualdad. Todo suena a desproporcionado. Y todo suena a una explicación larga que requiere de muchas páginas para poder entender (¿seguro?), todo lo ocurrido.
O quizás sea más fácil de entender. Quizás hay un breve detalle no explicado que explica todo. El receptor de todo lo explicado anteriormente.
Y es que se trata de él. Un hombre.
Comentarios
Publicar un comentario