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La lotería

  Existe un fenómeno fascinante. La lotería. Y no por el hecho de que si te toca ganas una buena pasta. Lo gracioso del asunto, lo que hace que te puedas parar a pensar y adivinar cómo es el ser humano, es el miserable y ruin argumentó que existe detrás del clásico gesto de comprar lotería “por si le toca a otro”.   Es que es cojonudo. De verdad. Piénsalo. Qué porcentaje de la sociedad compra lotería no por el hecho de ganar pasta, sino por el hecho de que el vecino gane pasta y él no? Entiendes por dónde voy? Lo más bonito de mirar la vida con ojos críticos y escépticos, es encontrar esta clase de detalles que te maravillan. No hay una motivación genuina en ganar la lotería. No es el hecho de tener más dinero mañana. No es la lícita ilusión de poder amortizar préstamos o hipotecas con el premio. Es el hecho de no poder soportar, no ser capaz de vivir con la posibilidad de que al que tienes al lado le haya tocado ese dinero y a ti no. Es esa bilis que corroe tantas mentes qu...

El apoyo

  Qué difícil es crear algo de cero. Cuánto esfuerzo conlleva poner en marcha una idea que tienes y que tienes la ilusión de poder llevarla a cabo.   Cuántas lágrimas. Cuánto tiempo dedicado a ello y por lo tanto sustraído de otros campos de tu vida (hijos, familia, amigos, hobbies…). Cuántas dudas sobre si lo que haces es bueno, malo; si alguien querrá comprarlo, si sirve para mejorar la vida de alguien; si es una ensoñación infantil o si simplemente estás haciendo un esperpento.  Dinero invertido. Consecuencias imprevistas (como que empiecen a pensar de ti que “has cambiado”, que “se le ha subido” o el siempre maravilloso “sí hombre, a ése le voy a dar dinero yo para que se forre, no te jode…”). Tantas y tantas cosas, tantos matices, tanta mierda acumulada y problemas y dolores de cabeza. Qué poca compensación y qué injusto se es con quien decide CREAR algo.  Y qué poco apoyo. Qué poca gente ves que de verdad crea en ti. Esas personas que durante años dan “likes...

Te vas a morir

  Y ya está. Asúmelo. Es un hecho tan real que no admite discusión. Al menos a día de hoy. Así que como te vas a morir, vamos a poner negro sobre blanco ciertas cuestiones que quizás sea interesante que te plantees. Porque nada es tan grave. Nada es para tanto. Y, desde luego, nada es definitivo. Salvo la muerte, algo que tienes asegurado.   Hay que asumir que todo esto es un tránsito y que de lo que se trata, posiblemente, es de cómo llevar este tránsito. En cómo lo pasamos mientras andamos por aquí. Relativizar esta cuestión (y en realidad, todas), puede llevarte a enfrentarte a la vida de un modo mucho más lúcido. Tanto que, si realmente llegas a relativizar de un modo saludable el asunto, tus sufrimientos se pueden ver disminuidos en un porcentaje altísimo. Y esto no lo digo yo (en realidad, yo no digo nada, tan solo transmito lo que opino o lo poquísimo que sé), si no que la filosofía antigua ya nos ponía sobre aviso. Efectivamente, hablo del estoicismo.  Bien, pue...

La responsabilidad

  Considero, de forma muy clara, que existen dos problemas que suponen las bases de cualquier otro problema actual: la educación y la responsabilidad.   De la primera, de la cual escribiré en otro momento, sé que mucha gente opina igual. Aunque no sé si por los mismos motivos. Todo el mundo cree que sabe sobre cómo debe ser la educación. Yo no pretendo ser tan soberbio (por una vez…), y mi punto de vista es ligeramente diferente al  pensamiento común pesimista sobre ella. Tiene que ver con la forma de igualar (siempre por abajo; destacar hoy en día se ve mal, que otros se ofenden), y con la forma en que mantenemos a niños, en plena fase de desarrollo motor y cognitivo, 6 horas al día sentados recibiendo información que no son capaces de relacionar con sus vivencias en tiempo real (sabías que la gente sale de sus carreras sin saber qué es una nómina?) Bien, si me centro en el segundo punto, el que hoy me ocupa, es donde el pesimismo me asalta a mí.  Mejor dicho, el...

Ser excepcional

  Hay gente que busca ser excepcional. Sin darse cuenta que ya lo es. Se levanta cada día, hace lo que debe y “tira pa’lante”.   Nos han vendido el cuento de la productividad y el éxito basado en determinados criterios perversos. Y lo hemos comprado. Porque somos bobos, claro. Compramos mierda porque no nos atrevemos a mirarnos a la cara en el espejo y porque no tenemos cojones a escribir sobre nosotros mismos. Decidimos rehuir de nosotros mismos. Y así nos va.  Han crecido los vendehumos y han crecido los compracuentos. Por qué hoy en día triunfa tanto curso/mastermind/programa… o llámalo como quieras? Pues porque están dirigidos a la gente malita. La gente estamos malitos y queremos creer que hay una solución fácil. Tener valor a confrontar con quién eres no es tan atractivo.  Ser excepcional. Tiene huevos. Te has creído que debes realizar hazañas homéricas para poder mirarte a la cara cada día. Que debes hacerte millonario en un año o menos. Que debes entren...

La generación de cristal

  Hay algo que, si me has leído más veces o incluso lo haces de forma habitual, sabes que es un mantra en mi discurso. Lo de la tercera vs. primera persona. Lo de la responsabilidad y el foco de la culpa. Lo de la infantilización de la sociedad actual y el deseo de ventilar responsabilidades. Todo viene a ser lo mismo.   Pertenecezco a la primera fase de lo que las generaciones más veteranas denominan “la generación de cristal”. Esa generación a la que le han dado todo hecho, no ha sufrido las vicisitudes de la vida, no tiene tolerancia a la frustración y se queja por deporte porque están mimados y sobre protegidos.  Esa generación en la que la gente tiene carreras, másters, “Soft skills”, habilidad en el mundo digital, conocimiento en diversos ámbitos (no necesariamente relacionados con su campo de estudio), inteligencia emocional, formación en salud mental, etc.  Pero nosotros somos “de cristal”. Mas, irónicamente, esa generacion que creció en democracia, donde ...

Guerra

  Te traeré guerra.   En la guerra piensas; en la guerra actúas y dirimes. En guerra todo tu ser es capaz. Aquí, en la guerra, tú y yo podemos ser más allá. La guerra, tal y como piensas en ella, te modifica. Te adaptas en guerra. Mejoras y empeoras en guerra. Es en la guerra donde sacamos habilidades que creíamos imposibles hasta ese momento. Pero en la guerra el cuerpo sufre.  Solo que la guerra no puede ser infinita. Jamás ha de ser para siempre.  La paz estabiliza lo conseguido en guerra. La paz afianza. La paz, posiblemente, es mentirosa. Es esa persona que muestra una cara pero esconde otra. Porque en la paz te sientes relajado. La paz no muestra lo vulnerable que eres. En paz, tú y yo somos espejismos de algo mucho mejor. Pero en paz, los cuerpos no sufren. Sufre la mente.  Imagina actuar con tu mente enfocada en la guerra mientras tu cuerpo vive la paz. Explora cuánto de ti puede llegar a ser tanto como creíste.  Quizás tu guerra no está fuera....